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Otro polaco, 40 anos antes
El triunfo del polaco Robert Kubica en el Grand Prix de Canadá de Fórmula 1 permitió que muchos fanáticos jóvenes del automovilismo creyeran que el piloto de Cracovia es el primero de esa nacionalidad en alcanzar el éxito masivo. Pero la memoria rescata un episodio de 40 años atrás, en la que otro polaco conmovió al ambiente nacional con una victoria destacada.
El Gran Premio de la Argentina no era una carrera de F-1 sino una experiencia colosal, más de 4.000 kilómetros de ruta en seis etapas, con 400 autos o más en el camino, y un país en vilo a través de la radio, una experiencia en la que Carburando era líder indiscutible.

Aquel de 1967 era el año de los Torino, que habían debutado en el Turismo Carretera hasta hacerlo a imagen y semejanza. Un fuerte equipo de cupés 380 representarían a la joven marca con pilotos como Eduardo Rodríguez Canedo, r0;Larryr1;, Gastón Perkins, Carlos Alberto Pairetti, Jorge Cupeiro, Nasif Estéfano, César Malnatti o Mario Tarducci. Los Torino parecían destinados a dominar el Gran Premio, al punto que r0;Larryr1; se lamentaba: r0;¡Qué lástima que no vengan a correr los Mercedes-Benz!r1;, en referencia a la fuerte escuadra alemana que había dominado la carrera entre 1961 y 1964.

No eran para los Torino rivales ninguno de los 71 Peugeot 404 anotados, ni tampoco las flamantes cupés Fiat 1500, aunque fueran manejadas por volantes de la talla de Francisco Mayorga, Roberto Pedelaborde o el santafesino de 25 años llamado Carlos Alberto Reutemann.

Pero la sorpresa cundió cuando el Automóvil Club de Polonia envió un telegrama al ACA para inscribir un Porsche 911 de dos litros de cilindrada y 148 HP de potencia, patente de Cracovia (dónde Robert Kubica nacería casi 20 años después) 25-15-KR. ¿El piloto? Sobieslaw Zasada, un nombre que no decía nada salvo a los pocos exquisitos que leían revistas extranjeras especializadas y que sabían que ese desconocido estaba a punto de consagrarse campeón europeo de rally?

Zasada era piloto Porsche oficial, pero la empresa de venir a la Argentina corrió casi de su cuenta, apoyado institucionalmente por el Automóvil Club de su país. Era la primera vez que un 911 venía a correr a la Argentina y muchos se preguntaban qué sucedería con un auto europeo tan fino -casi un Gran Turismo- en las sierras cordobeses o los badenes sanjuaninos.
En la primera etapa, de Pergamino a Villa Carlos Paz, más de 600 kilómetros bajo la lluvia, Zasada pasó más de 300 autos: entonces largaban las clases más chicas adelante y las más potentes al final. Le sacó siete minutos de ventaja al mejor Torino, el del r0;Chinor1; Rodríguez Canedo, corriendo a más de 160 km/h sobre piso mojado.

La cátedra despectiva esperó el paso por la Pampa de Achala, rumbo a Mina Clavero -lo que hoy se recorre, en parte, en el Rally de la Argentina por el Mundial, pero a la inversa- para ver si el 911 de escaso despeje quedaba hecho flecos en el paisaje semilunar.
Zasada deslumbró en ese tramo y terminó sacándole al segundo en la etapa a San Juan, Gastón Perkins, más diferencia que la que le había hecho a Canedo en la primera.
Eso sí, casi lo liquidan el ripio y los badenes. Los aviones transmisores se afanaban por transmitir la noticia, la detención del puntero a la altura de la larga recta de Jáchal. La suspensión trasera del Porsche era el punto débil del conjunto. A Catamarca no llegó adelante, sino en décimo lugar, y Canedo recuperó parte de la ventaja.

Fue el gran momento de ansiedad nacional. ¿Podía el Torino argentino derrotar al desfalleciente Porsche alemán? La incógnita duró una sola etapa más, de Catamarca a Alta Gracia. Con el auto reparado y en condiciones, con sus dotes de rallista bien aceitadas, Zasada volvió a ganar una etapa, consolidándose en la general, y terminó su faena volando en la última etapa rumbo a Junín, sacándole 16 minutos de diferencia a Canedo y el Torino.

Los argentinos habían sido derrotados en su propio terreno otra vez por un auto alemán (aunque no fuera esta vez Mercedes sino Porsche). La diferencia era la nacionalidad del vencedor. Polaco. Como ahora Robert Kubica pero 40 años atrás...
(¿El Polaco Herceg?. No, esa es otra historia...)



Por Pablo Vignone
Revista Carburando. Buenos Aires, 9 de junio
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